jueves, 21 de junio de 2007

Urna sepulcral

Finos cristales sostenidos por decoradas láminas de madera finamente talladas y recubiertas de oro. Su forma es la de un decaedro simétrico sostenido en su base por resistentes soportes en forma de festón ondulante. En la cima de la mínima forma de una figura angélica sostiene en su mano una antorcha encendida que representa a la Fe, y sostiene con la otra el áncora de la esperanza. La urna del Señor Sepultado de la Escuela de Cristo, en La Antigua Guatemala, constituye otra Arca de la Alianza, que conserva en su interior a una joya de la imaginería colonial. Su rigen se remonta a finales del siglo XIX en los talleres de la Calle de la Sierpes en Sevilla, España. Obsequio del devoto hermano cargador Don Francisco Aguirre y Asturias, quien encomendó su compra al comerciante sevillano Don Eduardo Vivas Fernández. Largo fue el viaje que emprendiera tan bello relicario, a través del oceáno para llegar a la ciudad de La Antigua Guatemala. Fue estrenada el Viernes Santo 31 de marzo de 1,883 y desde esa fecha ha salido ininterrumpidamente en todos los cortejos procesionales, siendo el fiel complemento de la Consagrada Imagen del Señor Sepultado de la Escuela de Cristo.
Esta urna no llegó antes a La Antigua, porque en París se realizó una exposición de diversas creaciones artísticas, para exhibirla en la Ciudad Luz fue preciso atrasar el embarque durante ocho meses. No ganó ningún premio en la exposición porque los materiales en que está hecha no eran los especificados para el concurso, sin embargo, fue una de las piezas más admiradas. En 1,998 le fueron colocados nuevos cordones de oro ya que los originales estaban deteriorados, con esto se espera que el lujo que enmarca la imagen del Sepultado continúe un siglo más manteniendo el esplendor que le ha caracterizado hasta ahora.