sábado, 3 de marzo de 2012

Jesús Nazareno de San José, "Rey del Universo"

La bella escultura ha sido atribuida al insigne maestro Alonzo de la Paz y Toledo, uno de los más grandes artistas de la época colonial. No hay documentos específicos que soporten tal afirmación. El estilo y conformación de la talla la ubican dentro de la época de esplendor del barroco antigüeño, a mediado del siglo XVII y principios del XVIII.
El Nazareno de los Milagros es una imagen impactante, dramática y humana. Un bello rostro, que presenta una riqueza de ángulos como ningún otro lo posee, en opinión de expertos y aficionados tanto fotógrafos como pintores. Sus expresiones faciales son múltiples dependiendo de la posición que tenga el espectador. El color de su tez es morena, tonalidad común en muchos de nuestros Nazarenos.
El encarnado original no puede conocerse por las distintas restauraciones que ha tenido. Sin embargo el delicado barniz que envuelve su tez le da un brillo muy singular y natural. Su rostro tiende a ser triangular, terminando en una barba nutrida que finaliza en un vértice partido, con contornos y ondulaciones suaves y delicados. Su boca se muestra entreabierta con labios muy finos y hábilmente delineados. Su nariz es delicada en todo su contorno. Los pómulos ligeramente salientes muestran pequeñas heridas. Las excavaciones de los mismos son finos. Sus ojos están encarnados en la misma madera, mostrando cierta asimetría, rasgos que presentan otros Nazarenos como el de La Merced de Guatemala. Esta variante anatómica no puede ser considerada como defecto por falta de observación o descuido por parte del escultor, sino que la misma permite que la mirada permanezca conjugada y viva al observar la imagen en distintas posiciones. Su cuello es musculoso y tenso, abruptamente girada hacia la derecha. Sus manos sostienen el leño santo, el cual se reclina sobre su hombro. Su rodilla izquierda, levemente flexionada, le proporciona un singular “paso” consiguiendo que la imagen en conjunto se muestre dinámica y en movimiento.

En La antigua encontramos la Ermita conocida con el nombre de la Cruz del Milagro, construida
a principios del siglo XVIII. “El Soberano del Universo” se veneraba en dicha iglesia y el apelativo de los “Milagros” probablemente le corresponde por haber pertenecido a dicho templo. Según Álvarez Arévalo en 1,780 es traído a la ciudad capital. Tras diversas vicisitudes se coloca en la Iglesia del Señor San José. En ése templo la imagen ha permanecido hasta nuestros días desarrollándose su culto en forma initerrumpida.
Recuerda el paso del Rey del Universo, el Domingo de Ramos de 2011 frente al Palacio Nacional de la Cultura, en la sección de videos ubicada en la parte baja de la página.