Aspirante, como concepto cuaresmal, se le denomina al futuro cargador, generalmente niño, que desfila en la procesión algunas veces con distintivo que señala su condición. (Conceptos cuaresmales. Díaz del Cid, Carlos. Cuaresma 1989). Este distintivo consiste en una cartulina similar a los turnos que portan los hermanos cargadores para llevar en hombros a las Veneradas imágenes en su procesión.
Y son llamados precisamente aspirantes, porque pretenden ser cucuruchos en un futuro, que por diversas razones no lo pueden ser en el momento (por ejemplo, los niños que no alcanzan la estatura mínima para cargar). Muchos de los que actualmente somos hermanos cargadores, nos hemos iniciado en estas ancestrales tradiciones como aspirantes, cuando caminábamos agarrados de la mano de nuestros familiares, por las filas durante el recorrido procesional.
En la Cuaresma y Semana Santa de este año, tuve el honor y el gusto de ser acompañado por mi sobrino y aspirante Pablo José, en las procesiones de Jesús Nazareno de la Caída y Jesús Nazareno de La Merced, ambas en la ciudad de La Antigua Guatemala. Miraba cómo él ansioso esperaba primero el día de ir a comprar la túnica, y después a ver a Jesús Nazareno en sus andas procesionales recorriendo las calles. Como nos ha pasado a todos, larga es la espera y efímero el momento... Recuerdo cuando en los días cuaresmales, viajábamos con mi familia a la ciudad colonial, y durante la cuadra correspondiente al turno de mi padre, lo acompañaba tomándolo de su mano bajo el anda procesional.
Es precisamente en los aspirantes, que la continuidad de nuestras solemnes procesiones se encuentra garantizada. ¡Bienvenido a las filas Pablo José...!