jueves, 20 de septiembre de 2007

Fray Miguel Angel Murcia Muñoz

Hijo de don Juan Diego Murcia Martínez y de doña Dolores Muñoz, nació el 21 de diciembre de 1908 en Murcia, España y murió en la ciudad de Guatemala el 26 de enero de 1992.

En 1920 ingresó al Seminario Menor y se ordena como sacerdote franciscano en 1932. En 1949, promueve la realización de una velación anual del Señor Sepultado de la Escuela de Cristo en La Antigua Guatemala. El 8 de diciembre de 1952 llega como Superior al templo de “La Recolección”, en donde funda la Asociación de Cruzados del Santo Sepulcro el 21 de septiembre de 1955, reestructuró la Hermandad de Jesús Nazareno del Consuelo, y el 13 de marzo de 1959 fundó la Hermandad de la Virgen de los Dolores. Tomó participación en la restauración del templo de San Francisco El Grande, en La Antigua Guatemala.

Su producción musical se concretó en 6 marchas fúnebres, siendo éstas: “Sudor de Sangre” dedicada al Señor Sepultado y estrenada en 1956; en 1958 estrena la marcha dedicada a la Virgen de Dolores, titulada “María La Penitente”; “Señor de Esquipulas” en 1959; en 1960 dedica “La Soledad” a la imagen de la Virgen de Soledad; “Jesús del Consuelo” tiene su marcha oficial en 1961; y por último estrena la marcha “Crucifixión” en 1964.

Para componer “Jesús del Consuelo”, siempre tuvo presente la dulzura y tranquilidad de la mirada del Nazareno, mencionando que esta imagen brindaba una sensación de consuelo a quienes llegaban ante él. De hecho en uno de los primeros discos LP en los que se incluyó esta marcha, aparece una fotografía de Fray Miguel frente a Jesús del Consuelo. Fray Miguel mira al Nazareno en ademán de escribir la partitura de esta marcha, al fondo se ve el altar mayor del templo de La Recolección.

En una entrevista realizada en 1979, Fray Miguel indicó que la marcha “Sudor de Sangre” la dividió en tres partes inspiradas en los siguientes pasajes: En la primera parte plasmó el dramatismo de los momentos previos a la muerte del Señor, imaginándose la expectación y el movimiento provocado por la muchedumbre que se dirigía al Monte Calvario a presenciar lo que sucedía. Para la segunda parte se inspiró en el momento de la muerte de Jesús y sus últimas palabras: “Consummatum Est” –“Todo está consumado”-, tratando de reflejar el pánico que se apoderó de los presentes al temblar la tierra. Finaliza la marcha inspirada en el supremo dolor y sufrimiento de María ante la muerte de su Hijo. Los Santos Varones bajan el cuerpo de la cruz y lo preparan para su entierro. Todo es silencio y tristeza.

No se puede dejar de mencionar que a la salida de las procesiones de Jesús del Consuelo y del Señor Sepultado, Fray Miguel unía las bandas que acompañaban a Jesús y a la Virgen y ubicándolas en el Altar Mayor, dirigía las marchas oficiales de esos cortejos. También es de recordar su profunda vocación mariana que lo llevaba a acompañar a las procesiones de las Vírgenes recoletas casi en la totalidad del recorrido. Cuando Jesús de La Merced pasaba al costado del templo recoleto en su procesión del Viernes Santo, Fray Miguel tomaba la batuta de la banda y dirigía “Sudor de Sangre”, demostrando en su rostro la alegría de escuchar su composición.